Este cuento explora la temática preferida de Hernán Casciari: chistes absurdos para hacerse el canchero que acaban en tragedia. Dos jóvenes que se pasaron de graciosos y le vieron la cara a la muerte.
Este cuento explora la temática preferida de Hernán Casciari: chistes absurdos para hacerse el canchero que acaban en tragedia. Dos jóvenes que se pasaron de graciosos y le vieron la cara a la muerte.
Una familia en la que todo marcha bien, un adolescente que una noche en la que su papá salió de madrugada queda al cuidado de su hogar, una falla en la mecánica de un arma de fuego: el diablo siempre mete la cola.
Dice el director que en estos tiempos, en la cultura, surgen debates entre personajes que no se cruzaban nunca. Como el choque entre una limusina blanca y una camioneta embarrada.
La primera edición de 2018 es también la tercera de la segunda temporada, o la número 19 correlativa. La portada es futbolera y lo de adentro es magia pura.
Un preso piensa en la mujer que amó y por la que terminó en la cárcel, mientras espera la paliza descomunal que van a darle los demás prisioneros cuando los guardias no miren.
Un cuento de Hernán Casciari sobre un sueño familiar que se trunca por una tragedia y que, sin embargo, no deja un sabor amargo en la boca, como si las buenas noticias estuvieran por llegar.
Seselovsky inaugura este número con una investigación superlativa. Hay historia picante de Sklar, la crónica de la devoción de Caro Aguirre por la cultura nipona y hasta un perfil de Don Julio Grondona. Y sí, todo pasa.
Séptimo volumen de la Colección Casciari. Portada rústica con solapas, ilustrada por Sequeiros. Tamaño 23×15 cm. 256 páginas. ISBN 978-84-15525-13-4. Primera edición: agosto 2017.
En el segundo editorial de la segunda temporada el director ironiza sobre lo sencillo que es hacer una revista cultural sin publicidad y sin subsidios en el contexto de un gobierno de derecha.
Si fuera una serie, esta sería la S02E02. Una de las mejores Orsai de todos los tiempos. La portada es de Gustavo Aimar (para un gran texto de Seselovsky) y lo de adentro no tiene desperdicio.