La Orsai N15 inició con una noticia que era también un sacudón y el inicio de un cambio de época. La primera temporada de la revista llegaría a su fin con el edición dieciséis. Así lo contó el director.
1 de septiembre, 2013
La Orsai N15 inició con una noticia que era también un sacudón y el inicio de un cambio de época. La primera temporada de la revista llegaría a su fin con el edición dieciséis. Así lo contó el director.
En la Orsai N14 publicamos textos sobre el asado, la comida argentina por excelencia, una entrevista sobre un homicidio cuádruple que nos heló la sangre y, para no perder la costumbre, un texto que se sigue ensañando con la educación tradicional.
Regresan las aventuras de los dos amiguitos de cinco años que nos llenaron de ternura en las primeras ediciones de Orsai. En esta oportunidad, develamos el manuscrito del guión.
A finales de mayo un grupo de amigos, asadores aficionados, fue invitado a un desconocido mundial de barbacoa en Marruecos. Salieron cuartos y la prensa argentina los lapidó. El director de Orsai estuvo allí por casualidad.
El editorial de la Orsai 14 ya olfateaba que se venían tiempos veloces en donde se empezaba a eliminar el análisis, que ocupaba demasiado tiempo, y se empezaba a aplaudir a la síntesis, que ocupa 140 caracteres.
La Orsai N13 se armó tan heterogénea como disparatada: desde el multifacético Mario Pergolini a la escritora Anaïs Nin, pasando por un cuento del argentino Eduardo Sacheri y bajo el ojo del ilustrador Gustavo Sala.
Hubo una época, que para peor fue larguísima, en la que Chiri ejerció un extraño poder sobre Casciari. La desgracia empezó al inicio de la edad del pavo, en una plaza de Mercedes cercana a las vías.
En la Orsai N12 nos dimos el gusto de entrevistar a dos grandes, al cómico Capusotto y al escritor Saborido. Además, crónicas soberbias sobre experimentos con niños, las Torres Gemelas y hasta un cuento infantil sobre economía.
En medio de la última debacle económica, cuando los noticieros solo hablaban de default y deuda pública, Hernán Casciari descubrió con vergüenza que no entendía nada sobre el mundo bursátil. Y se preguntó si a otros adultos no les estaría pasando lo mismo.
Se imprimieron seis mil ejemplares de las Orsai año 2012. Ese fue el pacto con los suscriptores para que aumentara el valor del ejemplar. Casciari cuenta en este editorial que la promesa se cumplió incluso con tentaciones.